Hoy, el mundo recuerda a mujeres como Hypatia, Marie Curie, Virginia Wolf, María Montessori, Frida Khalo y Eva Perón. Hoy, el mundo mira atrás para homenajear a todas las mujeres que tuvieron que callarse, a las filósofas, escritoras y artistas que encerraron en manicomios por creer en sus derechos, y a aquellas que sacrificaron su vida por garantizar a las generaciones futuras un mundo más justo. Hoy, las que estamos aquí, hablamos por todas y cada una de ellas.
También hoy se habla de presente, un presente en el que las encuestas sobre igualdad en derechos sociales y laborales atisban un patriarcado aún latente. Basta de abanderar la utopía del progreso europeísta, existen razones para celebrar, pero más aún para reivindicar este día, la indignación feminista mundial no parará de movilizarse hasta conseguir que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades.
Pero la verdadera igualdad pertenece al futuro. Ese futuro que hombres y mujeres desean que no sea muy lejano, y que por él luchan, hoy y cada día, en su cotidianeidad, enfrentándose a todo lo establecido, lo aprendido, lo dado por hecho en una sociedad de masculina predominancia.
Hoy, las mujeres paramos. Hoy toca hacer historia por las que ya no están, por nosotras y por las que vendrán. Hoy disipamos sombras, rompemos techos y hacemos estallar cristales. Hoy solo es el principio de un mundo mejor.