El colectivo ecopacifista de El Viso celebra en este 2017 su trigésimo aniversario fundacional.
Hace treinta años que un grupo de jóvenes inquietos socialmente empezó a sentir “la llamada del espíritu del ecopacifismo”, influenciado, en parte, por los movimientos pacifistas o antiotan, ecologistas y antimili del momento. Una corriente que generó en la localidad una experiencia asociativa basada en una triada: pensamiento crítico, reivindicación de un nuevo humanismo y la práctica de un ecologismo social, “que busca siempre las causas de los problemas ambientales en el modelo social de producción y de consumo en el que estamos inmersos”. Por ello, se buscaba priorizar “la cultura del ser frente a la del tener”.
Desde Solano se insiste en que “queremos crear conciencia sobre la necesidad de otra civilización mejor, en la que prevalezca la justicia social, la paz, la solidaridad y la sostenibilidad ecológica, porque este sistema no tiene corazón, es injusto, absurdo e insostenible. Aquí tiene más valor el dinero que las personas, la tierra, el agua, el aire y la vida”.
Tres décadas después, se asegura, “nuestra crítica antisistemática cobra rabiosa actualidad porque la perversidad de este modelo se está manifestando con toda su crudeza con las situaciones de paro, hambre y desahucios que estamos viviendo en nuestro país”. Para Solano, se está en un momento histórico “radicalmente distinto a todos los precedentes. Ya no se puede eludir por más tiempo que la raíz del problema está en el sistema de producción y consumo capitalista, que hay que superarlo, porque requiere de un crecimiento ilimitado en un planeta con claros límites”, se explica.
Desde el colectivo visueño existe la convicción de que “una sociedad mejor no se improvisa”, de ahí que se sigue considerando que “el espíritu colectivista y crítico, la concienciación y participación de la gente, su organización y su movilización (aparte de ser un sano ejercicio democrático) es el elemento decisivo para resolver los problemas comunes, para cambiar el mundo”. Su lema desde que echó a andar, “piensa global, actúa local”, para de esta forma “transformar y mejorar nuestro ámbito más cercano mediante una actividad variada y sostenida”.
Treinta años de trabajo altruista y de compromiso insobornable, de fiscalización de los poderes públicos, de protestas pero también de propuestas constructivas. En este tiempo se ha puesto en marcha un servicio de recogida selectiva de pilas, de aceite frito, de medicinas y ropas, se ha promocionado jornadas de limpieza y de plantaciones de árboles, servicios de ayuda a la comunidad inmigrante, trabajos de investigación sobre la memoria histórica y una protección del entorno ambiental y arqueológico, entre otras acciones. Treinta años “exportando solidaridad” con actividades lúdico festivas, formativas, artísticas y de observaciones astronómicas, jugando “un papel movilizador, dinamizador y democratizador en la sociedad visueña” y de “coraje” con enfrentamientos con el poder local y autonómico.