Marcos Ana fue el preso que pasó más tiempo en una cárcel franquista. Sufrió torturas en prisión, donde estuvo recluido durante 23 años, desde que tenía solo 19 hasta que, gracias a la entonces recién fundada Amnistía Internacional, fue liberado a los 42.
Su nombre real era Fernando Macarro. Nacido en Salamanca en 1920, se alistó en el bando republicano cuando estalló la Guerra Civil, después de tener que recoger el cadáver de su padre de entre los escombros de una casa destruida por la contienda. Durante la batalla se afilió al Partido Comunista. En 1939 fue detenido en Alicante por el bando franquista y condenado a muerte acusado del asesinato de tres personas.
Pasó por varias cárceles y compartió cautiverio con escritores como Antonio Buero Vallejo. Comenzó a aficionarse a la lectura con algunos libros que circulaban por el penal, clásicos españoles autorizados como Quevedo o Lope de Vega. Pero también logró hacerse con los versos prohibidos de Miguel Hernández, poeta encarcelado por el franquismo y que acabaría muriendo en prisión, o Federico García Lorca, fusilado por el bando golpista.
Tras años de cautiverio, comienza a escribir. A los 33 años redactó su primer poema y adoptó como seudónimo los nombres de sus padres, Marcos y Ana. Sus versos logran traspasar, escondidos, los barrotes de la cárcel y se convierten en un símbolo de la lucha contra la dictadura.
Uno de ellos, titulado ‘Decidme cómo es un árbol’, dio nombre a sus memorias, cuyos derechos adquirió Pedro Almodóvar. El poema habla de la soledad, de la vida en prisión, del aislamiento, de la represión. De cómo, tras tanto tiempo entre rejas, había olvidado la vida.
Ahora, tras su fallecimiento el pasado mes de noviembre, IU El Viso le ha rendido un homenaje por ser “un referente” para el partido. Durante el acto se recitaron algunos de sus poemas.