Ya lo anunciaba en este medio días antes y así fue. El de Francisco Javier Jiménez Roldán fue un pregón lleno de visueñismo, recuerdos, olores, pasión, pero también de llamadas de atención.
Haciendo referencia al universal Miguel de Cervantes, comenzaba su texto destacando el enclave de Los Alcores. Su barrio, El Calvario, estuvo muy presente, y su presentador, Juan Manuel Roldán, también. Sacó a relucir sus recuerdos de Semana Santa cuando era un imberbe a través de los olores, el repique del campanario y la antesala del Viernes de Dolores. Momento tras el cual llegaba el Domingo de Ramos a su pregón. Y poco después, parada obligada en su Virgen de la Esperanza y en su anhelado Martes Santo para realizar su penitencia bajo un anónimo antifaz.
El pregonero relató cómo ser un buen cristiano a través de una historia vivida, con el foco de atención en la solidaridad de las diputaciones de Caridad de las hermandades y Cáritas Parroquial. Otro momento esperado fue su reflexión en voz alta del Viernes Santa por la mañana, dada la gran devoción que le profesa el pregonero a la imagen de Jesús Nazareno. Aprovechó la ocasión para pedir que no se pierda la tradición de ver salir a Nuestro Padre Jesús.
“No hay más pena que tu pena”, decía ‘Chico’ cuando habla de la Virgen de los Dolores, para la que no encontraba palabras con las que describir su cara y su mirada. Después, hablaba de un Sábado Santo muerto, incoloro, sin Dios, ni luz, ni vida. Sólo con pena para recuperar de nuevo el aliento, la alegría y la ilusión con la resurrección, momento en el que señaló que la muerte no es muerte.
Un texto que llenó de emoción al público asistente, ya que Francisco Javier Jiménez Roldán recordó a visueños cofrades muy conocidos que ya no están en vida. Y también a los suyos, en especial a sus padres y a su hermano. Un pregón que abre las puertas de la Semana Santa de 2018.