Fue sólo una chicotá, un par de marchas, sólo unos metros de esos verdes capirotes por nuestras calles, pero hubo y por primera vez Martes Santo en El Viso del Alcor, lo que ya queda para la historia.
Tras acotar el recorrido por el casco histórico (anulando la visita a la barriada de El Carmen) y retrasar en dos hora el inicio del cortejo, María Santísima de la Esperanza salía a la calle desde la casa hermandad de Vera Cruz y Rosario poco antes de las ocho y media de la tarde y a los sones de Siempre la Esperanza. Pero a los pocos minutos se consumía el riesgo anunciado y del que era consciente la Junta que preside Juan Ramón Benítez.
Empezaba a llover y con fuerza, por lo que el cortejo desandaba los pocos metros que había avanzado. Lo hacía sin perder la compostura ni la calma en ningún momento. Fueron sólo unos 25 minutos de Martes Santo, un trocito, una fugacidad, un instante, pero también una gran pincelada de lo que está por venir.
Pese a la amenaza de agua que había en un alto porcentaje, había que intentarlo porque 23 años de espera merecía ese intento. La ilusión y el corazón pudieron más que la razón. Pero no pudo ser y entre la pandemia y la lluvia son tres años ya sin poder disfrutar en toda su extensión de esta nueva jornada de la Semana Santa visueña, que ya es real pese a todo. En menos de un año, el 4 de abril, será posible de principio a fin.