De principio a fin una mañana de Viernes Santo con la cofradía de los nazarenos de El Viso. Una estampa que no se completaba desde hace cinco años debido a la pandemia y a los dos años previos en los que hubo que recortar el itinerario por la lluvia.
Por eso fue realmente especial el saludo en la capilla del Rosario, aunque la cofradía se lució y con elegancia metro a metro. ¡Y cómo gusta ver al Señor de El Viso en su paso tras su acertada restauración! Y además luciendo por vez primera esa llave de oro que se le concedió en febrero desde el Ayuntamiento por el 350 aniversario de su llegada a la localidad.
La imagen que tallara Andrés Cansino lució túnica lisa realizada por Francisco Carrera Iglesias ‘Paquili’ y una corona de espinas de soga tallada realizada por el escultor José María Leal. También llamó la atención la nueva cruz plana que llevó el Señor de El Viso con la ayuda del Cirineo. Una cruz realizada en caoba de Brasil con molduras en las caras que recuerdan a la antigua cruz de salida que tuvo el Señor.
Sobre las tres y cuarto de una calurosa tarde de Viernes Santo regresaba a la iglesia conventual el palio de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, con un andar fino y elegante a las órdenes de José Antonio Cordero Vega, que se estrenaba como capataz en el palio y a los sones de la banda de Nuestra Señora de la Soledad de Cantillana. A la finalización, abrazos y rostros de enorme felicidad en el corazón de la calle Convento.