Fiestas de la Santa Cruz de 1926

Cruz de Mayo a principios de siglo.

Corría el año 1926. En la alcaldía de nuestro ayuntamiento, Salvador Fernández Álvarez, desde julio del año anterior, tras la dimisión de Manuel León Ferrero.

Salvador Fernández, al que ya dedicamos un artículo en La Voz de El Viso, recordemos que era médico de la localidad, cargo que dejó para convertirse en alcalde hasta 1930. Igualmente, traemos al recuerdo aquellas palabras que le dedicase su amigo e intelectual visueño, Claudio León Espinosa:

“Alud de nervios que se derrumba en el valle de un alma noble. Aromas de poesía que revelan un gran sentimentalismo. La ciencia aliviando el dolor. La voluntad extendiendo sus tentáculos para alcanzar el bien del pueblo… Es el alcalde del pueblo; pero podemos decir que el pueblo es el alcalde suyo porque aguza la vista para atender a las necesidades de los demás”.

Su mandato al frente del consistorio no estuvo exento de polémica, pues en alguna que otra ocasión tuvo que poner de manifiesto al Gobernador civil las campañas emprendidas contra él, y las manifestaciones publicadas de forma anónima en la prensa de la época, del mismo modo, contra su persona. Campañas dirigidas, creemos, desde los sectores más conservadores del pueblo, que antaño ostentaban los cargos de responsabilidad municipal y ejecutaban órdenes dentro de un marco de caciquismo generalizado en todo el país.

Hasta el punto llegaría la cosa, que incluso el Gobernador civil envió en mayo de 1926 un delegado gubernativo para inspeccionar el consistorio y comprobar si existían las anomalías y tropelías que se denunciaban contra el alcalde. Pues bien, esas investigaciones se hicieron precisamente en mayo, en plenas Fiestas de la Santa Cruz, concluyendo unos días después del término de las mismas. Pero aquellas Fiestas fueron particulares. Generalmente, las Fiestas duraban cuatro días, pero este año se ampliarían hasta siete, aunque el mal tiempo deslució algo los festejos.

En la calle Real se colocó un gran arco monumental, así como numerosas banderitas e iluminación eléctrica (electricidad que había llegado un cuarto de siglo antes, con la fábrica La Alcoreña). En las fachadas de la Casa Ayuntamiento y Casino de la Unión Patriótica (partido único durante la Dictadura del General Primo de Rivera), entre otras, se colocaron colgaduras y bombillas de colores, instalándose una cruz en el jardín del Ayuntamiento. Tales eran los festejos, que la revista “La Voz de Carmona” dedicó este año un número extraordinario a El Viso del Alcor (revista que puede verse en el número 9 de Revista de Fiestas de la Santa Cruz de Amigos de El Viso, año 1997).

Durante los siete días habría espectáculos y diversiones. Las actividades dieron comienzo el 1 de mayo; este día, a las 9:00 horas se llevaría a cabo la “imposición de un giro de cinco pesetas a todos los hijos del Viso que están sirviendo a la Patria”, gracias a la rifa organizada por el alcalde, sorteando un traje de señora, y a las 25 pesetas que puso de su propio dinero. Concretamente se enviaron 109 giros de cinco pesetas, acto que se celebró en la Administración de Correos ante un numeroso público, entre el que se encontraban la mayoría de las madres de los soldados. Mientras se verificaba la operación, la banda de música amenizaba el momento, interpretando la marcha real. Previamente, a las seis de la mañana, la citada banda tocaba diana con el acompañamiento de gigantes y cabezudos, y el disparo de cohetes. Por la noche, la lluvia deslució los festejos y bailes.

Al día siguiente, domingo, se celebró un baile en el Casino de la Unión Patriótica, en la calle Real, que se alargó hasta altas horas de la madrugada. Se inauguró también la Cruz popular instalada en calle Corredera número 26, y se desarrolló el Concurso de cante jondo por aficionados del pueblo.

El programa de actividades continuaba el día 3. Se planteó, a las ocho de la mañana, un reparto de pan para los más necesitados en el propio Ayuntamiento. Y una hora y media después, solemne procesión religiosa y salida de la Santa Cruz. Este día, Día de la Cruz, y ya por la tarde, cucañas y elevación de globos y fantoches. Por la noche, a las nueve, cinematógrafo público en la calle Rosario, inaugurándose la caseta de la desaparecida Hermandad de San Juan. A las diez y media, concurso de parejas de sevillanas, a las doce fuegos artificiales para despedir el día.

Para el día 4 se programó de nuevo sesión del cinematógrafo, bailes en la Cruz popular y en la citada caseta, así como bailes para las familias de los socios en los Círculos de la Unión Patriótica y la Juventud Patriótica.

El 5 de mayo, más cinematógrafo, que debía resultar un verdadero espectáculo para la época, fuegos artificiales, concurso de guitarras y bandurrias en la Cruz de la Hermandad de San Juan y baile en la Cruz Popular.

Se iba acercando el final, y para el día 6 se programó una buñolada en el Círculo de la Unión Patriótica, con más bailes y un concierto de la Banda de Música en el paseo. Para finalizar el día 7 con una representación de los sainetes “La Cruz del poder del alma” y “El Cerrojazo”, a beneficio de la proyectada institución “Casa de la Cruz”. Un programa y unas Fiestas de la Santa Cruz, que durarían, como decimos, desde el sábado 1 al viernes 7 de mayo.

Baldomero Alba Lara
Presidente de ACAV
Profesor de Geografía e Historia