Aquel julio de 1928: epidemia de sarampión en El Viso del Alcor

Panorámica de El Viso del Alcor a finales de los años veinte del pasado siglo.

El sarampión es una enfermedad bastante frecuente, especialmente en niños, causada por un virus. Se caracteriza por típicas manchas en la piel de color rojo (eccemas o exantema) así como fiebre y un estado general debilitado. En algunos casos de complicaciones, el sarampión causa inflamación en los pulmones y el cerebro, lo que amenazan incluso la vida del paciente.

A continuación, reproducimos íntegramente un fragmento del libro ‘El Viso del Alcor: Memoria del Siglo XX’, que hace referencia a una epidemia de esta enfermedad en nuestra localidad.

El 13 de julio de 1928 se reunía la Junta municipal de Sanidad local, compuesta en aquellos momentos por José García Sigler como presidente, dada su condición de primer teniente de alcalde y por incompatibilidad del presidente Salvador Fernández Álvarez, Primitivo Tarancón Gallo, José Luís León Sánchez (farmacéutico), Juan Bautista Delgado, Rafael Sotomayor León, Miguel López Sánchez y José Méndez Sánchez como vocales, actuando como secretario de la misma Jesús León Jiménez.

El único objeto de aquella sesión era para dar conocimiento del escrito presentado por el inspector municipal de Sanidad, Jesús León Jiménez, licenciado en medicina y cirugía, en el que ponía en conocimiento de la alcaldía la denuncia efectuada por el médico libre Salvador Fernández Álvarez de los numerosos casos de sarampión existentes en la localidad. La veracidad de los hechos había sido comprobada in situ, personándose en los domicilios de los afectados y adoptando las medidas de aislamiento y desinfección reglamentarias. Al continuar propagándose la enfermedad, proponía, basándose en el cumplimiento del artículo 152 de la vigente instrucción de Sanidad, la declaración de existencia de epidemia.

A renglón seguido, el presidente propuso la clausura de las escuelas públicas, así como las particulares, que aún permanecían abiertas, y que eran un verdadero foco de propagación. A pesar de no estar declarada la epidemia, esto serviría como medida excepcional. Además, esta medida no perjudicaría en demasía a los alumnos, puesto que las vacaciones escolares estaban próximas. Otra de las medidas propuestas por uno de los vocales, dado que también podía ser un foco de infección, fue el cierre del cinematógrafo. A continuación, intervino Juan Bautista Delgado, quien señaló que el sarampión afectaba fundamentalmente a los niños, proponiendo que se requiriera al dueño de dicho espectáculo para que no vendiese localidades a niños menores de ocho años ni les permitiese el acceso al local.

Tras someter estas propuestas a votación, se acordó, en primer lugar, solicitar la declaración de epidemia; segundo clausurar las mencionadas escuelas, debiendo emitir también un dictamen la Junta local de Primera Enseñanza conforme a las normas sanitarias vigentes; una vez adoptado un acuerdo por este organismo, debía comunicarse a los directores de las escuelas públicas y particulares, requiriéndoles para que efectuasen la clausura. También, se acordó enviar al inspector de sanidad provincial copia de este acuerdo, así como al inspector provincial de higiene, y, por último, requerir al propietario del cinematógrafo público para que impidiese el acceso a los niños menores de ocho años.

Finalmente, intervino el secretario, quien denunció la existencia de un foco de infección en la alcantarilla de la calle Rosario, por lo que se acordó se diesen las órdenes oportunas para verificar su saneamiento.

Este mismo día, a las 20 horas, se reunió la Junta local de Instrucción Pública, donde se dio cuenta del acuerdo antes mencionado por la Junta municipal de Sanidad. En dicha reunión hizo uso de la palabra el concejal Antonio Campillo, quien expuso su conformidad con la clausura. Finalmente, por unanimidad, todos los componentes acordaron el cierre, decisión que había que trasladar a los directores de las escuelas, acuerdo de esta junta que también sería enviado al inspector provincial de Sanidad.

Baldomero Alba Lara
Presidente de ACAV