Nicasio Jiménez, candidato al premio Andalucía Joven: “Como andaluz me sentiría muy honrado”

Desde Portugal, adonde llegó a principios de este 2018, recibió la noticia de su candidatura a los premios Andalucía Joven, en la categoría de Universidad e Innovación, a propuesta del Ayuntamiento de El Viso del Alcor. Más allá de lo que pueda pasar, para este joven investigador visueño este cariño de su pueblo le ayuda a trabajar “con más fuerza y tesón”. La Voz de El Viso se sienta a conversar con Nicasio Jiménez.

¿Qué le supone haber sido propuesto en su municipio a los premios Andalucía Joven?
Sinceramente es un gran honor que tu propio municipio, representado por el Ayuntamiento, reconozca tu trabajo, proponiendo y apoyando así esta candidatura al premio Andalucía Joven dentro de la categoría de Universidad e Innovación. Al mismo tiempo, este apoyo y confianza son un impulso para seguir trabajando cada día con más fuerza y tesón y así continuar desarrollando mi carrera investigadora.

Habiendo recibido ya cinco premios internacionales a mejor contribución de joven investigador, ¿en qué posición quedaría este premio?
Aun siendo un premio autonómico, quedaría en una posición privilegiada, pues, como andaluz me sentiría muy honrado.

¿Llega esta candidatura en un buen momento personal y profesional?
Llega en un momento bastante bueno, ya que, por suerte, en el ámbito profesional me encuentro trabajando en un laboratorio joven, con gente que tiene muchas ganas de trabajar y de hacer buena investigación, desarrollando mi carrera investigadora en una atmósfera interdisciplinar muy enriquecedora. En el ámbito personal también es un buen momento.

Desde enero vive en Portugal, trabajando como investigador Post-Doctoral en el laboratorio Hércules y en el instituto de ciencias agrarias y ambientes del mediterráneo (ICAAM), ambos pertenecientes a la Universidad de Évora (Portugal). ¿Cómo surgió esta oportunidad?
Meses antes de acabar la tesis doctoral, con ayuda de mi grupo de investigación de Materia Orgánica de Suelos y Sedimentos, estuvimos viendo destinos para realizar mi período Post-Doctoral, entre los cuales destacaban proyectos en Inglaterra, Alemania y Portugal, decantándome finalmente por este último. El proyecto que se desarrollaría en la Universidad de Évora, requería de un perfil investigador como el mío, pues se adaptaba perfectamente a la temática del proyecto, y precisaba de un investigador con experiencia en técnicas analíticas basadas en cromatografía y espectrometría de masas y relaciones isotópicas para el estudio de matrices alimenticias.

¿Estamos cerca de obtener ese modelo matemático que pueda predecir la existencia de mezclas de aceites?
El desarrollo de nuevas técnicas analíticas está permitiendo luchar con mayor eficacia contra el fraude alimenticio. Sin embargo, también se están desarrollando técnicas fraudulentas con un mayor grado de sofisticación. Tradicionalmente, una de las actividades más comunes de fraude dentro del sector del aceite de oliva era mezclar aceites de oliva con aceites procedentes de otras vegetaciones (maíz, coco, palma, etc.). El estudio de isótopos estables de carbono ha sido de gran ayuda para conocer la existencia de dichas mezclas. Otra actividad fraudulenta, se basa en la obtención de la denominación de origen de un aceite procedente de un lugar diferente, es decir, aceites de oliva procedentes de regiones o países con una baja calidad, intentan ser pasados por aceites procedentes de denominaciones de origen primarias para así poder obtener un precio más elevado. En este caso, los aceites pueden ser virgen extra, con la misma composición química que propone el “Codex Alimenticius” para ser considerados virgen extra, no encontrándose diferencias entre los aceites de diferentes regiones o países.

¿Cómo se soluciona dicho problema de identificación geográfica de los aceites? Para ello se emplean isótopos estables de hidrógeno, los cuales están directamente relacionados con el agua de lluvia de cada región, siendo el valor diferente para cada punto del globo terráqueo, es por tanto una herramienta muy útil para conocer la verdadera localización del producto. Aun así, las técnicas actuales ya no son tan útiles para el conocimiento de la procedencia del aceite, es por ello que mi trabajo ha sido el desarrollo, junto con el investigador Dr. José A. González-Pérez y el grupo MOSS, de una nueva técnica que permita conocer la composición isotópica de hidrógeno en compuestos (moléculas orgánicas) específicas, mediante el uso de pirólisis analítica. Actualmente, empleando esta técnica y herramientas estadísticas, hemos podido obtener los modelos matemáticos que permiten conocer la longitud, elevación y distancia oceánica (geolocalización) de muestras de aceites. Para la realización del modelo, se han empleado aceites de Portugal, España, Francia, Turquía y Túnez. Esperamos que esta nueva técnica sea implementada dentro de los protocolos que tiene la Unión Europea para la lucha contra el fraude y protección de denominaciones de origen.

¿Qué supondría esto para el sector del olivar?
La obtención de una nueva herramienta analítica y modelos matemáticos que permitan determinar la procedencia de un aceite son de una gran importancia, no sólo para el sector del olivar, sino también para luchar contra el fraude alimenticio en toda la gama de matrices, desde las simples (lácteos, aceites, etc.) hasta más complejos (carnes, alimentos procesados, etc.). En el caso del sector del olivar, el conocimiento de la localización geográfica ayudaría principalmente a empresas con una producción pequeña, pero de muy alta calidad, como puede ser el caso de Basilippo en nuestro pueblo. Para ellos, el disponer de las herramientas que permitan certificar la procedencia y calidad de su producto, hace que puedan ser más competitivos. A su vez, estas herramientas permiten proteger a los consumidores y que sepan exactamente qué están comprando en cada momento.

¿Cómo es su vida en Portugal?
Mi vida en Portugal es como la de cualquier joven investigador en su etapa Post-Doctoral. En mi caso, nada más llegar a mi laboratorio compruebo que todos mis equipos están en perfecto estado, seguidamente empiezo a correr la tanda de muestras que el día anterior ya hemos preparado y recojo los resultados de las muestras medidas el día antes. Una vez que comienza el equipo a medir las muestras nuevas, me pongo a procesar los datos ya medidos (ordenarlos, limpiarlos, efectuar correcciones mediante rectas de calibración, etc.). Dichos datos, se adicionan a los ya procesados para obtener una gran base de datos que serán empleados para obtener, mediante estadística, los modelos matemáticos. Como no todo es laboratorio, una gran parte del día lo gasto en leer artículos relacionados con mi tema de estudio para poder discutir e interpretar los datos obtenidos y poder escribir bien un artículo que será presentado a una revista especializada en el tema o un resumen del trabajo que será presentado en un congreso científico.

Pero no todo será trabajar.
No, como es natural, también salgo con los compañeros y amigos a tomar algo, cenar, hacer deporte, viajar, etc. Todos los miércoles por ejemplo jugamos al futbol, con un equipo formado por miembros de mi laboratorio, en un campeonato que organiza la Universidad de Évora. Eso sí, la ciencia se nos da mejor.

Su vínculo con Doñana se ve reflejado en su tesis doctoral. ¿Por qué eligió este tema?
Mi tesis trató sobre las alteraciones que produce el fuego en la materia orgánica del suelo y su relación con la repelencia al agua de este. La repelencia al agua es una propiedad física que tienen los suelos por la cual se pueden producir procesos de erosión y eliminación de nutrientes, así como desertificación. Se sabe que la repelencia al agua depende directamente de la materia orgánica del suelo, pero no se sabía si dependía sólo de la cantidad de materia orgánica o también de su composición química. El fuego, dependiendo de su intensidad, puede inducir, incrementar o eliminar esta propiedad. Por ello, creímos que el estudiar cómo altera el fuego tanto la cantidad como la composición de la materia orgánica, arrojaría luz para entender, a un mayor nivel, la repelencia al agua en el suelo y cómo combatirla tras un incendio forestal para conocer las acciones a emplear para la restauración de una zona afectada. Se eligió el Parque Nacional de Doñana, por ser considerado un gran laboratorio natural en el que los incendios se dan frecuentemente, debido a su carácter Mediterráneo, y no tiene un alto impacto del ser humano, es por ello que la alteración de la materia orgánica del suelo, sólo se daría por el fuego y no por acción humana.

Según sus estudios del suelo de Doñana, ¿existe la posibilidad de evitar fuegos en este parque natural?
El Parque Nacional de Doñana presenta un ecosistema del tipo Mediterráneo. Una de las características de este ecosistema es la presencia de especies vegetales pirófitas, es decir, que necesitan el fuego para reproducirse. Por otro lado, uno de los factores formadores de los ecosistemas Mediterráneos es el fuego, por tanto, es perjudicial para el sistema la supresión del fuego. La eliminación completa de incendios en sistemas como el presente en el Parque Nacional de Doñana puede ser muy perjudicial, ya que se produciría una acumulación enorme de biomasa (combustible) que produciría un mega-incendio con un carácter explosivo, y generando llamas de varios metros de altura y con una altísima temperatura de quemado, el cual mataría a todas las especies vegetales y animales, llegando a poner en peligro vidas humanas. En nuestro estudio hemos podido determinar que fuegos de baja intensidad producen un aporte rápido de nutrientes al suelo, siendo esto muy beneficioso para la vegetación. A su vez un fuego de baja intensidad permite la limpieza de la necromasa (biomasa muerta), evitando su acumulación y la formación de fuegos de carácter explosivo que pueden poner en peligro vidas humanas. Es por tanto impensable el suprimir los fuegos dentro de Doñana. De hecho, deberían de existir fuegos antrópicos programados por técnicos forestales.

¿Cómo valora la repercusión de su trabajo? Participaciones en congresos internacionales, aparición en conocidas revistas especializadas, …
Para mí es una satisfacción poder presentar mis trabajos en revistas y congresos internacionales, ya que me permite discutir directamente con otros investigadores que trabajan en mi campo, por tanto, el aprendizaje es enorme. También es una satisfacción el que reconozcan tu esfuerzo, ya que, detrás de una publicación o presentación (ya sea en forma oral o en un póster) hay muchas horas de trabajo, discusiones, repeticiones, desvelos y frustraciones. Por tanto, el que salga un artículo en una buena revista supone una gran alegría para todos y cada uno de los autores y colaboradores del trabajo. También es un orgullo ser reconocido a nivel mundial por tu trabajo.

¿Se plantea volver a Sevilla pronto o en un futuro?
Por suerte, sigo teniendo una muy estrecha colaboración con mi grupo de investigación en Sevilla. De hecho, a principios del próximo mes de noviembre volveremos a Doñana a seguir monitorizando los cambios químicos producidos en la materia orgánica durante el incendio del año pasado, en el que ardieron 10.000 hectáreas. Sin embargo, estoy muy bien trabajando en Évora por lo que no me planteo volverme inmediatamente a Sevilla. Además, veo con ilusión la posibilidad de conocer otros laboratorios internacionales. Aunque no descarto la idea de volver a Sevilla en un futuro y poder formar mi propio grupo de investigación.